18/1/17

HORACIO QUIROGA

LOS “TRUCS” DEL PERFECTO CUENTISTA Y OTROS ESCRITOS

Selección, prólogo y notas: Beatriz Colombi y Danilo Albero-Vergara



PRÓLOGO (5)
                                                                           


UNDÉCIMA ENTREGA



Una imagen del escritor (1)



En las distintas imágenes de escritor que Quiroga perfila en estos artículos y en su correspondencia privilegia aquella del escritor que cimienta la literatura en la experiencia, lo que condice con su poética de exaltación de la sinceridad, de lo que él llamará la “verdad”, la “sensación de vida”. Así, en “Carta abierta al Sr. Benito Lynch”, de 1916, celebra la publicación de Los caranchos de la Florida, que lo entusiasma por la “verdad” del paisaje; del mismo modo, en “Un poeta en la selva: José Eustaquio Rivera”, 1929, resalta el conocimiento in situ de la selva por parte de Rivera. Otro tanto hace en “Sobre El ombú de Hudson”, de 1929.


Quiroga se aparta de la imagen del “raro” dariano, caracterizado por su rechazo al mundo burgués y de la realidad en general, para construir la imagen del escritor aventurero. Las figuras anglosajonas le sirven de modelo. London, Conrad, Hemingway, B. Harte, Kipling, (15) Hudson, (16) que con matices de mayor o menor vitalidad transitan la experiencia del mundo en viajes, aventuras, traslaciones espaciales o culturales, la imagen del aventurero se entrecruza con otras: el dandy, el héroe, el eremita, todas fabulaciones modernas de la figura del escritor.


No hay que desechar en la construcción de imagen de escritor la del dandy d’annunziano, a quien si bien Quiroga denuesta como escritor una vez superada su etapa decadente, no puede sustraerse como ejemplo de vitalismo. En Julio Verne reconoce se “pequeña retórica” y su “no siempre fiel erudición”, no obstante elogia su enorme fuerza narrativa y lo ve como paradigma del “poeta épico de la acción”, promotor de las fantasías infantiles.


Tiene peso, además, la imagen del escritor agreste, del escritor-eremita, como Tolstoi o Thoreau. Dice de este último en carta a Ezequiel Martínez Estrada del 27 de agosto de 1936: “Como Ud. sabe, Thoreau, compañero de Emerson, dio en considerar que el hombre debe bastarse a sí para lo que se fue a vivir solo a orillas de un lago, haciéndose todo él mismo. Cuenta muy bien sus trabajos. En particular su lucha con los ratones y para enderezar clavos es magnífica”. Quiroga lee a Axel Munthe en su último refugio misionero y otra vez la imagen del escritor recluido del mundo en una sociedad primitiva lo seduce, y fantasea con escribir “el libro de mi vida en fragmentos”, a imitación de la Historia de San Michelle. Objetivo que, de alguna manera, concreta con la correspondencia de sus últimos años.


Notas


(15) En carta a Julio E. Payró, del 4 de abril de 1936, dice: “También como Kiplig, creo que el hombre de acción ocupa en mi ser un lugar tan importante como el escritor. En Kipling la acción fue política y turística. En mí, de pioneer agrícola. Esto explica que, cumplida a mi modo de sentir mi actividad artística, resucite muy briosa mi vocación agreste”. Cartas inéditas de Horacio Quiroga, tomo I, op. cit.


(16) En carta a Ezequiel Martínez Estrada del 12 de enero de 1936 dice: “Y en cuanto al amor al hombre (Hudson), yo lo profeso al igual de Ud., con menos fervor acaso, porque Ud. lo está admirando  hasta ahora desde lo lejos de su vida urbana, y yo estoy viviendo un poco la vida natural, hudsoniana”, Cartas inéditas de Horacio Quiroga, tomo I, op. cit.

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