14/11/18



ANTONIN ARTAUD

EL TEATRO Y SU DOBLE

Traducción de Enrique Alonso y Francisco Abelenda

SEXAGESIMOCTAVA ENTREGA


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CARTAS SOBRE EL LENGUAJE


PRIMERA CARTA (3)


París, 15 de noviembre de 1931
A M. B. C.


Alguien podrá señalarme aquí el alto valor dramático de todos los grandes trágicos, en quienes domina aparentemente el aspecto literario, o en todo caso el aspecto hablado.


A esto responderé que si hoy parecemos tan incapaces de dar una idea de Esquilo, de Sófocles, de Shakespeare, es, verosímilmente, porque hemos perdido el sentido de la física de ese teatro. Hoy se nos escapa el aspecto directamente humano y activo de un modo de hablar y de moverse, de todo un ritmo escénico. Aspecto que debiera tener tanta importancia o más que la admirable disección hablada de la psicología de sus héroes.


En ese aspecto, por esa gesticulación precisa que se modifica con las épocas y que actualiza los sentimientos, podrá encontrarse otra vez la profundidad humana de ese teatro.


Pero aun así, y aunque esa física existiera realmente, yo seguiría afirmando que ninguno de esos grandes trágicos es el teatro mismo; asunto de materialización escénica y que sólo vive de materialización. Dígase si se quiere que el teatro es un arte inferior -y habrá que comprobarlo-, pero el teatro es una cierta manera de amueblar y de animar el ámbito de la escena, una conflagración de sentimientos, de sensaciones humanas, en un punto dado, y que crean situaciones en suspenso, pero expresadas en gestos concretos.


Y todavía más: tales gestos concretos han de tener una notable eficacia, que haga olvidar hasta la necesidad del lenguaje hablado. Pero aunque el lenguaje hablado exista, debe ser sólo una respuesta, una tregua en el espacio agitado; y el cemento de los gestos ha de alcanzar, a fuerza de eficacia humana, el valor de una verdadera abstracción.

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