Arrancando el año

El inicio de las vacaciones como ya lo he comentado en algún que otro post anteriormente confeccionado y ya olvidado, aconteció en alguna perdida cabaña de tabla y quincho por las costas de Rocha, allí, donde el agua oceánica se disuelve en las orillas desiertas y calientes que acaso puedan ser visitadas por algún urgente pie de un caminante de destino incierto.

Fuimos si, muchas personas, entre los que se destacan para el fin del relato, por supuesto que “x” mi amado hijo, “mat” mi asistente francesa, la chica plástica en adelante y como siempre “chp”, la actriz (llamémosla así simplemente) y la hija de ésta con quien “x” pasaría la mayor parte del tiempo seguramente jugando a los doctores y no porque el quisiera, sino que llamémosla “h” a la “botija” que tenía dos años mas que el, doce, y como todos sabemos…ya a esta edad, las niñas están entre “patito feo” y las noches de moria casan.

La estadía fue sumamente agradable, partiendo de la base que a mi lo que mas me interesaba era que “x” se sintiera como lo que es, lo mas grande que tengo en la vida y el poder compartir las cosas que su padre, o sea yo, vive., la cotidianeidad que quiso el destino que los últimos dos años no pudiéramos vivir y por otro lado ajustar los detalles de las presentaciones multimediales en Brasil con el resto de la gente..

Tan pronto como llegamos, cansados por las horas de viaje a pesar de lo hicimos en tres cómodas camionetas al mejor estilo “National Geographics”, nos aprestamos a ubicarnos en las habitaciones de las dos cabañas de una manera lógica, racional pero en definitiva resultó ser todo lo contrario.

“Lo mejor es que los chiquilines duerman en el mismo cuarto…” dijo la actriz, mirando al resto de la gente con una leve sonrisa diría que hasta morbosa “…y como hay una cama de matrimonio en ese dormitorio…zen, te animas a dormir conmigo?” “por supuesto” respondí lo mas cortésmente, cosa que no quiere decir ni si, ni no, algo así como un…”lo que uds. Digan”.

Inmediatamente de todo esto, todas las chicas se cambiaron, se pusieron las mallas de baño que la más recatada usaría una tanga tan grande como puede ser un parche en mi ojo, pero como consecuencia de aquella voracidad hacia el Sol, “mat” y a pesar que venía de Rió, quedó tan, pero tan colorada, que le impidió los días restantes salir nuevamente a la playa, para pasar tirada el resto de los días totalmente desnuda en la cama porque su piel, no soportaba nada, absolutamente nada.

Situación que como un virus, se contagió a la mayoría de las chicas que para regocijo de los hombres del staff, pasarán también desnudas y tiradas en la cama, sometidas a un tratamiento de cremas y tomate para evitar que se llagasen el resto de los días.

De más esta decir, que por pedido de las chicas, el encargado de tal terapia fui yo, que ojo, fui votado en unas elecciones limpias y absolutamente democráticas, pero esto, es otra historia.

Nice Day