PAULO
FREIRE
PEDAGOGÍA DEL OPRIMIDO
OCTOGESIMONOVENA ENTREGA
CAPÍTULO
4 (11)
Como liderazgo, no puede admitir
que sólo él sabe y que sólo él puede saber, lo que equivaldría a desconfiar de
las masas populares. Aun cuando sea legítimo reconocerse a un nivel de saber
revolucionario, en función de su misma conciencia revolucionaria, diferente del
nivel de conocimiento empírico de las masas, no puede sobreponerse a este con
su saber.
Por eso mismo, no puede
esloganizar a las masas sino dialogar con ellas, para que su conocimiento
empírico en torno de la realidad, fecundado por el conocimiento crítico del
liderazgo, se vaya transformando en la razón de la realidad.
Así como sería ingenuo esperar de
las élites opresoras la denuncia de este mito de la absolutización de la
ignorancia de las masas, es una contradicción que el liderazgo revolucionario
no lo haga, y mayor contradicción es el que actúe en función de él.
Lo que debe hacer el liderazgo
revolucionario es problematizar a los oprimidos no sólo este sino todos los
mitos utilizados por las élites opresoras para reprimir más y más.
Si no se comporta de este modo,
insistiendo en imitar a los opresores en sus métodos dominadores, probablemente
podrán dar las masas populares dos tipos de respuesta. En determinadas
circunstancias históricas, se dejarán domesticar por un nuevo contenido
depositado en ellas. En otras, se amedrentarán frente a una sola “palabra” que
amenaza al opresor “alojado” en ellas. (92)
Notas
(92) A veces, ni siquiera se dice
esta palabra. Basta la presencia de alguien que no pertenezca necesariamente a
un grupo revolucionario, que pueda amenazar al opresor alojado en las masas,
para que ellas, atemorizadas, asuman posiciones destructivas. Nos contó un
alumno nuestro de un país latinoamericano, que en cierta comunidad campesina
indígena de su país bastó que un sacerdote fanático denunciara la presencia de
dos “comunistas” en la comunidad, los cuales ponían en peligro la que él llamaba
“fe católica”, para que, en la noche de ese mismo día, los campesinos quemaran
vivos a dos profesores primarios, quienes ejercían su trabajo de educadores
infantiles.
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